"Se dice que el toro aprende mucho durante los veinte minutos que dura la lidia. Sale deslumbrado a la plaza y primero trata de buscar la salida para volver al campo. Cuando se da cuenta de que esta huida no es posible, se sorprende al ver a un tipo que le incita con un trapo. Acude entre el miedo y la curiosidad a su llamada y enseguida nota que aquel tipo se vacía y lo engaña dejándolo pasar. El toro no sabe todavía de qué va aquello y le presta su nobleza. ¿Se tratará sólo de un juego? El miedo le puede, pero el toro no tiene mal concepto de aquel sujeto tan pintoresco que hasta el momento no ha dado señales de tener mala idea. Puede tratarse de un ángel que quiere divertirse. Esta inocencia termina cuando el animal siente que un hierro le traspasa el espinazo, y luego su experiencia se acentúa cuando ve que a su alrededor otros bailarines le clavan arpones en las paletillas. El toro aprende durante la lidia. En efecto, pasa de creer que aquellos seres que se movían por el ruedo eran ángeles, puesto que de ángeles iban vestidos, a saber que sólo eran unos asesinos, pero apenas tiene tiempo de madurar esta opinión porque una espada acaba por degollarlo."
4 comentarios:
El libro de Manuel Vicent es genial. Lo tuve y lo regalé pero creo que me lo volveré a comprar, era buenísimo.
Un saludo.
Me alegro de que los antitaurinos estén tan desinformados y tengan tan poco calado moral. Gracias a ellos habrá toros siempre. "Ni un torero vivo"...con eso demuestran su condición humana. A chuparla!!
Chupala tú, que parece que te gusta y si es de toro, mejor que mejor, ¡eh!
Los antitaurinos les dan cien vueltas a los maltratadores de animales, sean de las especie que sean y ahi entran tambien las personas.
En pocas palabras: "Si la tauromaquia es arte, el canibalismo es gastronimía".
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